libaneses

Establecimiento de la Emigración libanesa

Si cortas las alas de un ave,
esta se marchita y muere.

Causa importante de la emigración libanesa fue el deseo de alcanzar posibilidades reales para construir un futuro digno, lejos de la opresión y formar una familia donde se pudiera vivir sin violencia. A los primeros migrantes que salieron, siguieron los que tenían un familiar, amigo o conocido que los alentaba a exiliarse. Las causas eran de carácter económico, político o social.

La situación se agravó entre 1860 y 1864 cuando los otomanos azuzaron las refriegas entre comunidades religiosas, motivando el exilio, cada año más numeroso. Los turcos ahogaban cualquier sueño libertario. 1860 fue un año triste por los choques entre drusos y maronitas que forzaron a los europeos a presionar militarmente y proclamar el Protocolo de 1861 estableciendo la Mutassarrifiah, que significó la  autonomía administrativa de Monte Líbano, zona que no experimentó mejoras y a la cual el paso de alimentos le fue restringido. Al exterior de la zona todo joven era ingresado al ejército otomano y quienes se negaran eran asesinados. La crisis empeoró por el aumento de impuestos, el odio confesional y un maltrato que iba desde el castigo físico hasta la confiscación de sus cosechas. El dolor de despedir a seres queridos provocó pueblos fragmentados quizá para siempre.

Los emigrados cristianos deseaban ir a América por las leyendas sobre los Estados Unidos y por el entorno latinoamericano que les ofrecía la oportunidad de vivir en pueblos con su misma religión. Los musulmanes miraban hacia África donde tenían correligionarios, pero estos no cancelaban jamás la posibilidad del retorno.

Entre 1900 y 1914 muchos migrantes cruzaron el Atlántico provocando un decrecimiento en la población cristiana libanesa. Deseaban llegar a Estados Unidos y poco sabían sobre México; algunos cruzaron la frontera para explorar y decidir si se quedaban o no. Otros fueron expulsados de tierras estadounidenses. La migración proveniente del país del norte tuvo mayor intensidad durante el caos económico que provocó la recesión de 1929. Los migrantes buscaron en México la seguridad que Estados Unidos no brindaba en esos años, llegando por Veracruz, Tampico o Progreso, yendo la mayoría al Distrito Federal, que dio cobijo al núcleo más antiguo de libaneses del país. Otra concentración de 2000 libaneses se dirigió a Yucatán, lo cual da una idea de los primeros arribos de libaneses en la península maya, que se acrecentó hasta la década de 1930 a 1940.